Buscando material para las clases, he encontrado el vídeo que os pongo al final de la entrada, y me han surgido algunas ideas a propósito del mismo.
A menudo, comentamos en clase lo difícil que está todo, la hostilidad y competitividad que hay en el aire, y que a algunos, lógicamente os han salido unas cartas de la baraja, realmente malas...
Considero que las dificultades, a veces son necesarias, nos hacen madurar, nos hacen más fuertes. Y es más, es a posteriori cuando valoramos todo lo conseguido, porque nos ha costado mucho esfuerzo. A partir de los 18 años, siempre os digo, que ya no podéis permitiros decir que la culpa es de vuestros padres, de la sociedad o del sistema educativo... aunque hayan intervenido negativamente en vuestra vida. A partir de allí vosotros tenéis que manejar el timón de vuestras decisiones lo mejor qué podáis.
Recibir continuamente malas noticias nos lleva a dejar de esperar que algo bueno pueda ocurrir. Eso repercute en nuestras expectativas y en nuestro comportamiento. Por eso es importante centrarnos en lo que podemos cambiar y está a nuestro alcance. Los pensamientos en términos absolutos pueden ser peligrosos, ya que un simple tropiezo en el camino nos puede hacer caer. Una equivocación en el trabajo o en los estudios, no tiene porque ser algo determinante.
Nadie nos puede destruir la vida, sólo una persona lo puede hacer, y a veces somos nosotros mismos. A menudo nos concentramos en la desilusión, en la frustración, y eso nos desgasta. Hay que intentar mirar hacia adelante, y luchar por nuestros sueños... a veces se cumplen.
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