jueves, 15 de enero de 2015

EL TRABAJO, NO SIEMPRE DIGNIFICA

Va todo tan rápido, que no tenemos tiempo, como dice un amigo mío "ni de pensar".
Siempre estamos analizando en el módulo de FOL, el trabajo desde un punto de vista material: salarios, condiciones laborales... pero a menudo nos olvidamos de enseñar un aspecto, bajo mi punto de vista más importante que es el emocional.
Llevo días leyendo y mirando cosas que a veces, sin saber por qué tienen un hilo conductor: ayer  vi un documental de Redes:  " La pendiente resbaladiza de la maldad" ; el domingo leí un artículo en "El país" de Raimon Samsó " La influencia de los entornos", y hoy he visto un post de Eva Martínez Amenedo.  blogera, sobre "La maldición de brillar", que me han inspirado, o animado a escribir mis propias reflexiones sobe el tema.
Y he dicho, no es casualidad... y he analizado  experiencias en el mundo laboral que he podido observar a lo largo de muchos años de trabajo, tanto en la empresa privada, como pública, y la de personas cercanas, que están atravesando actualmente situaciones muy difíciles.
¿Por qué? Porque parece mal quejarse en estos momentos, posicionarse, opinar.  Está mal visto aportar cosas nuevas dentro de las organizaciones... hay tanto paro... hay tanta gente mal...y como dice la sabiduría popular "es que hay que aguantar, tal y como está todo"
Sí, pero, eso no es una excusa para condicionar el silencio de muchos trabajadores que, están siendo víctimas de una gran presión. Mi opinión es que el precio de  tener un trabajo, no es dejar de lado la humanidad, eso es impagable.
El entorno social y laboral es muy importante en las personas, y condiciona en el rendimiento, y también en los estados psicológicos de la gente.
En estos momentos que tan de moda está el "optimismo", "la marca personal", el ser o parecer "positivo", parece inoportuno, intentar ser uno mismo. La gente quiere pertenecer al grupo grande, cueste lo que cueste, aunque haya trabajadores en el grupo pequeño que tengan la razón o la autoridad moral. Pero el ambiente, el miedo a ser rechazados también, hace que la balanza siempre se incline a favor de los primeros, provocando cada vez más un aislamiento del otro grupo.
¿Por qué surgen estos entornos tóxicos y dañinos? Según el blog de Foro laboral de Eva M,  la primera causa,  sería LA ENVIDIA.
Las personas acosadas, o no reconocidas, o aísladas, suelen ser habitualmente personas brillantes en su profesión, luchadoras y trabajadoras, que por ello suscitan la envida de sus compañeros y, en ocasiones incluso la de sus superiores. El sujeto acosado es percibido como una amenaza, ya que para estos últimos no es cómodo tener a alguien inferior que les pueda superar  y les pudiera desplazar en la estructura del poder, aunque esa no sea la pretensión de los primeros, sino sólo el temor de los segundos.
¿Pero y dónde están las teorías positivas sobre la bondad innata del hombre? que ya apuntó Rousseau. Según mi percepción esto ha sido más que sobrepasado en estos momentos por esta sociedad hóstil, donde el individualismo y el "mi, me, conmigo", funciona a cada segundo. Por tanto nuestro paradigma imperante actual sería el del otro filósofo antagónico al francés,  Hobbes "el hombre es un lobo para el hombre".
Por eso, se intentará en estos entornos laborales, buscar deliberadamente causar daño psicológico y moral para erosionar la autoestima de las víctimas, mostrando desprecio hacia ellas y atacando públicamente el honor y la imagen.
Pero este juego no es a cara descubierta, sino que se hace con la mayor sutileza. A veces incluso otros compañeros no se darán cuenta, de esta suciedad que corre paralela a ellos, otras veces harán como que no lo ven.
Pero demostrar estas conductas, es lo más difícil. Por eso las víctimas acosadas tienen complicado el denunciar estos hechos. Sin embargo siempre hay sucesos objetivos que se pueden ir recopilando:
Que no te envíen los correos corporativos, que salten cosas de tu responsabilidad, que no te den los medios adecuados para realizar tu trabajo, que no te convoquen a reuniones, que nunca te reconozcan un logro y pongan de manifiesto siempre los errores. El objetivo es el ostracismo, (duro castigo, ya inventado por los romanos) y en último lugar la destrucción moral de la persona, para que finalmente abandone el puesto de trabajo. Con esto se habrá cumplido el objetivo de la sibilina persecución.
Lo peor de todo es que la víctima, no tenga apoyos, se sienta tan sólo, sóla, que al final se responsabilice de todas estas acciones, perdiendo la perspectiva, y culpabilizándose de la situación, y sin saber finalmente como actuar: silencio, falsa amabilidad... cayendo en una contradicción de emociones de las que es muy difícil mantener la orientación
¿Qué se puede hacer en estos casos? Es muy complicado ofrecer recetas: Cada persona es un mundo, y dependerá mucho de las circunstancias familiares y personales que se tengan en ese momento.
Los habrá que podrán cambiar de trabajo (si ya se han probado múltiples estrategias y es imposible modificar pautas), a veces lo mejor es romper el círculo.
Otros, acudirán a la vía judicial, que supondrá una erosión más en está espiral de desgaste personal, pero que, si finalmente llega a buen puerto, supondrá un reconocimiento al sufrimiento ocasionado.
Según las estadísticas, hay un cuantioso porcentaje de trabajadores que entran en procesos de enfermedad, empezando con pequeñas bajas producidas por el estrés, ansiedad, y que finalmente pueden desembocar en depresión, y los casos más graves incapacidades.
Y, como decía el artículo de El País, a veces "el gran pelígro de estar alrededor de gente no excelente es que empiezas a volverte como ellos sin siquiera darte cuenta".
Lo importante sobre todo sería analizar cada trabajador su situación personal, y hacer una introspección  para  ver cómo puede salir de esa situación. Soluciones inmediatas no hay, pero lo que está claro que el acoso moral en los trabajos es hoy en día un virus que se extiende por todos los niveles productivos de nuestra sociedad.
El trabajo, no siempre dignifica, a veces nos vuelve gusanos.
Cada cual, que piense hasta dónde puede llegar y hasta donde  le compensa perder sus valores y personalidad.
Espero que esta ya larga crisis, sea también un revulsivo para cambiar el sistema de relacionarnos las personas, y los entornos laborales se humanicen y no sólo sean meros lugares productivos y destructivos del corazón y la mente de los trabajadores.




3 comentarios:

  1. Nos enseñan un montón de cosas tipo cuantos kilómetros tiene el Amazonas y seguramente nunca lo visitaremos. Lo que casi, casi es seguro que tendremos que enfrentarnos al mundo laboral y a lo mejor nos encontraremos con una situación que no sepamos manejar, porque no tenemos herramientas o porque ni siquiera sepamos que hacer. De cualquier manera muy poca gente habla o escribe de lo realmente importante, de lo profundo, de los sentimientos y de las cosas que nos suceden.
    Este artículo me reconcilia con la gente real, auténtica.

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  2. Creo que la solucion lo pusiste en la ultima imagen, debemos salir de la carrera de la rata que es donde estamos el 95% de las personas.

    Para eso identificaria los problemas del cuadrante en donde estoy ubicado
    http://i.ytimg.com/vi/GpgQ9hxazzM/maxresdefault.jpg

    Y con una guia de forma didactica trataria de salir de la carrera de la rata:
    http://static.mercadoshops.com/cash-flow-aprende-ganar-dinero-sal-de-la-carrera-de-ratas_iZ16XvZxXpZ1XfZ83729808-61246817977-1.jpgXsZ83729808xIM.jpg

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    1. Muchas gracias por tu aportación Daniel, muy interesantes tus enlaces.

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